La disentería es un trastorno gastrointestinal bastante frecuente que suele producir en quienes lo padecen ciertos síntomas o reacciones, tales como dolor abdominal, diarreas y vómitos. Sin embargo, su detección puede resultar un tanto complicada, pues la mayoría de las personas tiende a ignorar dichos síntomas, considerándolos parte de un malestar estomacal común. Por tal motivo, frente a manifestaciones de esta índole, es importante acudir con un especialista para recibir el diagnóstico de la disentería, sobre el cual hablaremos a continuación.
Cómo se lleva a cabo el diagnóstico de la disentería
Para el diagnóstico de la disentería, usted debe acudir a su médico o proveedor de la salud, quien le realizará una serie de pruebas de laboratorio y un examen físico.
Será necesaria la inspección de una muestra de heces, la cual, de evidenciar una mezcla de sangre y mocos, podría indicar que se trata de disentería. Asimismo, si usted ha sufrido diarreas durante días continuos, es probable que se encuentre deshidratado o presente distensión abdominal, por lo que su médico podrá palparle en busca de señales de dolor o de inflamación de los órganos de la zona abdominal, con el propósito de confirmar si existe o no inflamación en el bazo o en el hígado.
Adicionalmente, para el diagnóstico de la disentería, podrá solicitarse un análisis de sangre para conocer la gravedad de su condición.
Qué hacer una vez confirmado el diagnóstico de la disentería
Una vez que se ha comprobado la existencia de la disentería, el siguiente paso es aplicar el tratamiento respectivo para contrarrestar la enfermedad. Usualmente, éste se basa en la administración de antibióticos por vía oral, cuya toma debe cumplirse tal y como el médico lo indique, para asegurar que la infección salga del sistema y evitar recaídas.
Si luego de haberse confirmado el diagnóstico de la disentería, no se realiza el tratamiento adecuado, la enfermedad puede propagarse y comprometer el funcionamiento del órgano, ocasionando abscesos intestinales e incrementando considerablemente el riesgo de padecer insuficiencia de órganos y sufrir un paro cardíaco.
Por tales motivos, no dude en consultar con su médico para ser evaluado y recibir el tratamiento oportuno para mejorar su salud.